
La pérdida involuntaria de orina
La incontinencia urinaria, como su propio nombre indica, es la pérdida involuntaria de orina. Esto no es una enfermedad en sí, sino que se trata de una alteración frecuente debido al fracaso de varios mecanismos.
Incontinencia urinaria: Causas
Este problema se produce cuando la presión dentro de la vejiga es superior a la presión en la uretra y en ese caso puede deberse a una hiperactividad del músculo detrusor. En otras ocasiones es por cambios anatómicos debidos a la edad, los partos o factores constitucionales.
Las mujeres son más propensas a sufrir incontinencia urinaria con la edad, debido a etapas como los partos naturales o la menopausia. De hecho, una de cada tres mujeres sufre este trastorno debido a la edad.
Incontinencia urinaria: Consecuencias
La incontinencia urinaria no sólo tiene consecuencias físicas, sino que también genera consecuencias psicológicas en la paciente. Desde negarse a salir de su hogar hasta limitar sus tareas habituales y su independencia. Los problemas psicosociales más comunes que se encuentran son los siguientes:
- Sentimientos de humillación personal.
- Vergüenza de sí misma y ante los demás.
- Inhibición afectiva y sexual.
- Ansiedad.
- Depresión y tristeza.
- Aislamiento social.
Incontinencia urinaria: Prevención
Esta lesión puede ser retrasada e incluso prevenida si se siguen algunas pautas:
- Evitar el sobrepeso llevando una dieta equilibrada.
- Reducir el consumo de bebidas como café, refrescos, alcohol y cítricos.
- Evitar comidas picantes.
- Reducir el consumo de productos y medicamentos diuréticos.
- Aumentar el consumo de fibra para evitar el estreñimiento.
- No empujar al orinar.
- Fortalecer el suelo pélvico con ejercicios Kegel.
Incontinencia urinaria: Tratamiento
La incontinencia urinaria, afortunadamente, tiene varios tratamientos. Estos dependerán del tipo de incontinencia que se sufra. Probablemente se necesite una combinación de tratamientos. También es probable que el especialista sugiera tratamientos de menos a más invasivos si los primeros fallan.
Hasta hace no mucho, los casos leves de incontinencia se trataban con fármacos y ejercicios y, en los casos graves, con cirugía. La pérdida por urgencia no tiene tratamiento quirúrgico.
Sin embargo, con la aparición del láser ginecológico y tecnología electromagnética focalizada de alta intensidad (HIFEM) patentada* (Emsella) ha cambiado. Para casos leves y moderados, estos dispositivos puede mejorar en la paciente estos trastornos y otros relacionados con el suelo pélvico e incluso puede evitar la cirugía.